No te vi muchas veces en mi vida, pero te conocí de una manera muy poco convencional y que me ayudo tremendamente en ese momento.
Hoy agradeciendo todas las bendiciones que me han ocurrido en los últimos años, el primero que se me vino a la mente eres tú. Me hubiera encantado conocerte más en persona, pero las circunstancias se dieron de otra manera y si te soy sincera… me siento profundamente agradecida por todo lo que has hecho por mí.
Antes de conocerte por quien realmente eras, no llevaba mucho tiempo teniendo experiencias muy emocionantes, pero abrumadoras. Mi hermana y yo empezamos a experimentar sucesos fuera de este mundo (más fuertes de lo normal) y como te deberás imaginar, no fue nada fácil. Crecimos las dos por igual con el estigma de la locura y que lo que sentíamos en realidad era una fantasía, por lo tanto, cuando empezamos a vivir esta etapa de nuestras vidas, el miedo entro en mi como nunca antes. Sé que tú mismo viviste algo similar con tu percepción y que fuiste alguien que más allá de todo, tenías una profunda sensibilidad por un mundo invisible para otros.
Otra persona a quien le debo todo es mi guía y mentor espiritual, nunca fui mucho de escribirle o preguntarle cosas, siempre trabajamos más en sueños. Pero en ese tiempo tuve que recurrir a él, para no sentir que me estaba yendo por el hoyo de la locura. Él me tranquilizo y confirmó que todo estaba bien, que era amada y que estaba protegida.
Después de eso, las experiencias siguieron sucediendo, pero un poco más sutiles. Todo esto en medio de una crisis existencial y emocional, sin saber hallarme en mi casa o en mi vida, recibimos la noticia de que te habías ido y aunque no teníamos una relación cercana, me sentí muy triste e identificada, porque yo misma estaba pasando por un momento en el cual no sabía qué hacer, si seguir o irme.
Cuando al fin me encontraste con esa fuerza avasalladora que te caracterizaba, no supe que hacer, ya había estado practicando mi intuición, pero nunca de modo tan formal, tan serio y con tanta responsabilidad. ¡Gracias a ti, tuve que dar el salto o, mejor dicho, tú me empujaste! Después de tu visita, todo se fue acomodando para mí, empecé a percibir con más fuerza y me diste la confianza que por años no había podido hallar en mí misma, desde entonces te llamo mi padrino.
Me gustaría que la gente supiera y recordará que nuestras vidas son igual de valiosas aún en el más allá, con todo y las tormentas. Y que a pesar de que está es solo mi verdad, tú has significado para mí una llave fundamental en lo que soy ahora como persona y en mi profesión… y por eso precisamente hoy, te recuerdo con cariño y te sigo deseando un viaje de sanación para ti y aquellos que te amaron en esta vida. Gracias por siempre.
Con cariño y respeto, a mi padrino multidimensional, Juan.
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Esta carta esta inspirada en el agradecimiento a un ser que no solo me inicio en mi camino como psíquica y médium, si no que también me regalo un gran lección: TODOS tenemos grandes cosas por aportar aunque seamos imperfectos y exageradamente humanos. ¿Tú que agradeces? ¿Sabias que en ti existen infinitas posibilidades y que tu camino a la trascendencia nunca termina?
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